Los Acuerdos de Paz firmados entre el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional FMLN y el Gobierno de El Salvador, el 16 de enero de 1992, en la ciudad de México, significaron para El Salvador superar una cruenta guerra civil de 12 largos años, originada en la crisis nacional que se agudizó en la década de los años 70s.
Un modelo de Estado autoritario, ejercido a través de una dictadura militar, socavó profundamente las normas de convivencia, llevó a un extremo dramático la represión contra el pueblo, anuló las posibilidades de construir una institucionalidad democrática y un Estado de Derecho, protegiendo exclusivamente los privilegios de un grupo dominante, que sometió al pueblo salvadoreño a intolerables niveles de explotación, opresión y pobreza.
Con los Acuerdos de Paz se diseñó la ruta de una Nación dispuesta a transitar del autoritarismo a la democracia. Por ello, los Acuerdos constituyen el hecho histórico de mayor relevancia en el siglo XX para El Salvador. Su firma generó esperanza en el pueblo salvadoreño, al callarse los fusiles y abrirse una perspectiva de reconciliación, reconstrucción y paz.
En este XVI Aniversario de los Acuerdos es ineludible realizar un balance del camino recorrido. Hay que constatar que, aunque el conflicto armado fue superado con éxito, a lo largo de estos años la esperanza de paz, democracia, respeto a los derechos humanos, prosperidad y reconciliación de la sociedad se ha visto crecientemente frustrada. Sucesivos gobiernos areneros impidieron el curso de cambios demandados por el pueblo salvadoreño. Estos gobiernos debilitaron al extremo la independencia y la credibilidad de las instituciones encargadas de garantizar la justicia, asegurando impunidad a los violadores de la Constitución de la República y las leyes; realizaron cambios fundamentales en la doctrina de la Policía Nacional Civil, modificando su carácter civil y su doctrina de respeto a los derechos humanos; anularon el carácter imparcial del árbitro electoral, disminuyendo la transparencia y la equidad en la competencia electoral, y minimizando la confianza en el TSE. La Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos fue sometida a una campaña sistemática de debilitamiento, desacatando el Estado sus resoluciones. Así mismo, fueron incumplidos acuerdos garantes de la reconciliación y la reunificación de la sociedad, al rechazar el Estado salvadoreño recomendaciones fundamentales de la Comisión de la Verdad.
Hay que señalar que, insatisfechos aún después de haber torcido el espíritu y la letra de los Acuerdos de Paz, los gobiernos de ARENA han intentado repetidamente en los últimos años borrar de la conciencia y mente de los salvadoreños esta fecha histórica de la firma de los Acuerdos.
Hay que señalar que, insatisfechos aún después de haber torcido el espíritu y la letra de los Acuerdos de Paz, los gobiernos de ARENA han intentado repetidamente en los últimos años borrar de la conciencia y mente de los salvadoreños esta fecha histórica de la firma de los Acuerdos.
Al tiempo que burlaban acuerdos claves para construir una sociedad democrática y en paz, los gobiernos de la derecha impusieron un modelo económico-político-social neoliberal que dividió a la sociedad salvadoreña, entre una inmensa mayoría de pobres y una reducida minoría de privilegiados que concentra cada vez más el ingreso nacional. Este modelo, aplicado sin ningún tipo de consideraciones, generó la fragmentación de la sociedad y de las familias salvadoreñas, disparando los índices de delincuencia, de corrupción gubernamental y de irrespeto a la vida, promoviendo al mismo tiempo la migración como la única salida a la pobreza y el desempleo de la mayoría de salvadoreños y salvadoreñas.
En este XVI Aniversario proclamamos la reorientación hacia la democracia y la reunificación de la sociedad como paradigma fundamental. La familia y su seguridad integral deben volverse el interés primordial del Estado, partiendo de garantizar los preceptos constitucionales relacionados con la misma. En este contexto, compartimos la preocupación expresada por la Iglesia, a través del Mensaje Papal titulado “Familia Humana, Comunidad de Paz”, que plantea una reflexión sobre la familia como fuente de creación y fortalecimiento de valores humanos, como la justicia social, la libertad, la solidaridad y la opción por los pobres.
Este aniversario encuentra al país en un contexto nuevo, signado por la esperanza de que es posible encontrar para nuestra patria el sendero de la paz, la reconciliación y la prosperidad. Exhortamos al pueblo a trabajar porque la dinámica del cambio se imponga ante el continuismo. La unidad del pueblo sabrá llenar de contenido esta esperanza de libertad, de justicia social, por la solidaridad y por la tolerancia como valores centrales. Llamamos especialmente a los y las jóvenes, a impulsar el rescate de la memoria histórica, retomando los valores de la justicia social, solidaridad, honestidad, vinculados en el espíritu de los Acuerdos de Paz.
La reunificación de nuestra sociedad pasa por construir el mayor consenso político y social en la solución de los ascendentes problemas de nuestro país: la inseguridad, la pobreza, el desempleo, el alto costo de la vida, y la corrupción. El FMLN mantiene firme su posición de poner a nuestra patria en ese sendero de paz y reconciliación, respeto de los Derechos Humanos y democratización. Para ello es crucial retomar y dar pleno cumplimiento a los Acuerdos de Paz firmados aquel memorable 16 de Enero de 1992.
Pasados dieciséis años de esa fecha histórica, rendimos homenaje a todos los salvadoreños y salvadoreñas que entregaron su vida en la lucha por la democracia y la justicia social en nuestra Patria. En particular recordamos al incansable luchador por la paz, Schafik Jorge Hándal.
¡VIVAN LOS ACUERDOS DE PAZ¡ ¡VIVAN LOS LUCHADORES SOCIALES POR LA PAZ Y LA DEMOCRACIA
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